
«La pandemia lo hace más difícil, pero se trata de vivir»: Apoyo mutuo en la Zona Promesa de West Philly
By: Por: Sojourner Ahebee
Voluntarios preparan compras de comida para familias del barrio en The People ‘s Emergency Center Pop-up Food Cupboard en el H.U.B. Playground de Mantua. Otoño del 2020. Foto: cortesía de People ‘s Emergency Center.
Una mañana fresca de octubre, Shante McLaughlin se encontraba frente al antiguo edificio del United Bank en la calle 37 y Lancaster en Filadelfia. Con su mascarilla de arco iris puesta, esperó protegida bajo su gran sombrilla mientras la lluvia caía sobre la calle, pintando larga la avenida de gris oscuro. Con la pandemia de COVID-19 en pleno apogeo, ella es una de las muchas asistentes de salud en el hogar que arriesgan sus vidas todos los días para cuidar de personas en comunidades vulnerables. Cada jueves, ella y su cliente de edad avanzada viajan a la parte baja de la avenida Lancaster para buscar productos frescos en el centro local de alimentos de emergencia.
Tienen una misión entre manos.
“Mi cliente es reverendo”, dice McLaughlin. «Ella averigua todos los lugares donde están repartiendo comida. Busca comida y… se la entregamos a las personas de nuestro barrio que no puede salir, que no puede ir a ninguna parte, y se la llevamos».
McLaughlin y su cliente, residentes del vecindario Belmont en West Philly, son una pequeña pero poderosa parte de la amplia red de apoyo mutuo que mantiene a flote al West Philly. Cuando la pandemia empezó a circular por la ciudad a finales de marzo, muchas personas perdieron sus trabajos, su capacidad para trabajar. Y el simple hecho de ir al supermercado pasó a ser un peligro para la salud de quienes ya tenían el sistema inmunológico comprometido.
James Wright, de 39 años, es director de Desarrollo Comunitario y Económico en el People’s Emergency Center (PEC), una corporación con sede en West Philly que trabaja para atender las necesidades de los residentes mediante programas de vivienda asequible, ayuda alimentaria, prevención de indigencia y servicios dinámicos durante todo el año que ayudan a proteger y nutrir a una comunidad en transformación.
PEC tiene su sede en la “Zona Promesa” del West Philly, una designación de la administración Obama destinada a describir barrios que tienen muchas necesidades pero también increíbles recursos, como grupos cívicos activos, acceso a una amplia gama de transporte público y proximidad a negocios y empleadores prósperos.
Wright cuenta que antes de la pandemia su organización administraba el almacén de alimentos de emergencia desde uno de los complejos de vivienda de transición de PEC. «Pero no queríamos que vinieran personas de fuera porque había residentes viviendo allí», dijo Wright. «Así que convertimos el edificio del banco en nuestro centro de distribución de alimentos de emergencia».
“El verano fue un tiempo de abundancia»
Los bancos de alimentos han tenido que cambiar la forma en que sirven a sus comunidades para cumplir con los requerimientos de distanciamiento social. Desde marzo, la comida ha sido almacenada dentro del edificio del banco, pero toda la distribución ocurre afuera, en el lote contiguo, sobre mesas de picnic de madera y losas de concreto de colores brillantes.
La distribución de alimentos está programada para las 10 de la mañana, pero los residentes comienzan a hacer fila desde las 8:30. Como abre solo una vez a la semana, existe un incentivo real para llegar temprano, porque una vez que se acaba la comida, los residentes deben esperar hasta la semana siguiente para volver a buscar comida.
Wright afirma que el comienzo de la pandemia trajo mucha abundancia a los programas y organizaciones de ayuda alimentaria en la ciudad. Pero varios meses después de la crisis de salud mundial, la historia es otra.
«El verano fue una época de abundancia pero ahora se está volviendo mucho más restrictivo», dijo Wright. “Solamente en marzo había una tonelada de comida sobre la mesa… Recibíamos llamadas de todo tipo de empresas que querían redistribuir o donar alimentos”.
A medida que ha ido abriendo la economía, las donaciones de alimentos se han reducido drásticamente. En marzo, PEC distribuyó más de 2,500 cajas de comida cada semana a los residentes y familias necesitadas. Ahora ese número está más cerca de las 1,200 cajas por semana.
Pero las filas en los bancos de alimentos siguen creciendo. Y no tenemos claro cómo podremos satisfacer la necesidad.
Personas mayores con inseguridad alimentaria trabajan juntas para alimentar a la comunidad
El centro de alimentos de emergencia de PEC es solo una de las numerosas redes de ayuda alimentaria entre los residentes de West Philly. Durante un año típico, la organización brinda comida gratuita a tres instalaciones locales de vida independiente para personas mayores, una mezquita y una escuela elemental. Ahora la mezquita está cerrada y el personal de PEC ya no tiene permiso de ingresar a los hogares para personas mayores, en un esfuerzo por evitar contacto con residentes de edad avanzada e inmunodeprimidos. Son las mismas personas mayores dentro de estas instalaciones quienes se están encargando de hacer el trabajo.
“Los hogares se han convertido simplemente en un punto de entrega”, cuenta Wright. «Solo hacemos las entregas grandes y varias de las personas mayores del edificio facilitan la distribución interna».
Antes de la pandemia, estas personas mayores eran relativamente independientes y entraban y salían de las instalaciones a su antojo. “Pero con las limitaciones y las diferentes vulnerabilidades que conlleva una visita al supermercado, [las personas mayores] terminaron encerradas dentro de las instalaciones”, explicó Wright.
Las iglesias locales han sido un actor clave en la respuesta a algunas de las necesidades relacionadas a la pandemia. Eastern Outreach, una red de 80 iglesias en Filadelfia, normalmente distribuye 10,000 comidas precocinadas en Pascua. En un esfuerzo por responder a un número creciente de personas mayores que experimentan inseguridad alimentaria, este año se alejaron del modelo de Pascua para asumir el reto actual.
“De marzo a julio tuvimos esta red de iglesias que nos ayudó a distribuir 400 cajas, de puerta en puerta, entre las personas mayores”, dijo Wright. “Trabajamos con líderes cívicos para conseguir una lista de 50 a 100 personas en los barrios [locales] que tenían dificultades para llegar a los supermercados y les entregábamos cajas de comida semanales en la puerta de su casa”.
Mantua, un barrio cambiante con raíces familiares multigeneracionales
Gwendolyn Morris, de 70 años, ha vivido en el barrio de Mantua en West Philly durante más de 42 años. Vino a la ciudad para ir a la universidad y se estableció en el área poco después de graduarse. Aunque no es nativa, tiene raíces profundas aquí y dice que esto no es infrecuente entre las muchas personas que llaman a Mantua su hogar. “Hay varias generaciones de conexiones familiares aquí… La abuela pudo haber vivido aquí, pero los nietos viven aquí ahora”, dice con una sonrisa en su rostro. «Y entonces ves vestigios de múltiples generaciones de familias que han vivido en esta comunidad durante 70, 80 años».
Morris, a quien le dicen Sra. Gwen cariñosamente en el vecindario, se desempeña como secretaria de la Asociación Cívica de Mantua (MCA, Mantua Civic Association). Esta asociación fue establecida en 2014 a partir del deseo de la comunidad de preservar la rica historia de Mantua en el contexto de la rápida gentrificación inducida por la universidad. Los residentes crearon el grupo como una forma de participar activamente en el desarrollo y los cambios transformadores que continúan arrasando el área.
“Es una comunidad que, en virtud de su ubicación, creo que está floreciendo”, dijo Morris. “¿Quién no querría vivir entre el museo de arte y el zoológico de Filadelfia? ¿Quién no querría poder caminar hasta la estación [de tren] de Amtrak y estar cerca de Center City?… Nuestros residentes desde hace mucho tiempo se preocupan por preservar la historia y la cultura de esta comunidad mientras abrazan la diversidad cambiante».
Si bien el acceso a alimentos ha sido una de las mayores preocupaciones derivadas de la pandemia, el acceso a la información es un rival cercano. La distribución de recursos en la Zona Promesa depende en gran medida de las relaciones que los vecinos, los líderes de organizaciones cívicas, los jefes de cuadra y los residentes locales han establecido entre sí. Hay una confianza y un conocimiento profundo aquí entre los residentes. Es una energía como ninguna otra.
Morris y su pequeño equipo de voluntarios en MCA han sido fundamentales para los esfuerzos de ayuda alimentaria en Mantua durante la pandemia. Cuando el Distrito Escolar de Filadelfia cerró las escuelas a principios de abril, el Distrito organizó lugares para comer en los centros recreativos y escuelas públicas de toda la ciudad para los estudiantes que no podrían aprovechar los programas de almuerzos gratuitos o de precio reducido mientras asistían a clases de forma remota desde hogar. Pero al coordinador de alcance de MCA, Sam Samuel, se le presentó un obstáculo: el lugar de comida más cercano estaba ubicado en la Escuela Alain Locke en Haverford Avenue, unas millas demasiado lejos. «Mucha gente aquí abajo, niños, no pueden llegar hasta la 44 y Haverford para conseguir comida», dijo Samuel. “Así que decidí llegar allí, presentarme con la gente del almuerzo escolar y explicar. Así me permitieron ir a recoger como 50 [comidas]».
A medida que pasaban las semanas y se corría la voz en el vecindario de que Samuel tenía su propio servicio de entrega de alimentos no oficial en Mantua, las familias comenzaron a depender de ella para alimentar a sus hijos todos los días.
«Cuanto más se daba cuenta la gente de que sus hijos iban a recibir estos almuerzos porque yo se los iba a entregar, el volumen subía y seguía subiendo a medida que pasaban las semanas», explicó Samuel. “Pude conseguir que algunos jóvenes de la comunidad salieran temprano en la mañana conmigo. Conseguí un U-haul. Íbamos de un lado a otro de la calle, tocábamos puertas y los dejábamos».
Al final de este esfuerzo, Samuel y su equipo estaban entregando más de 200 cajas de comida a estudiantes y familias en su vecindario.
Samuel dice que la gente de la comunidad la conoce como el hada madrina no oficial de Mantua. “Como he estado aquí toda mi vida, conozco a todo el mundo”, dijo Samuel con orgullo. Samuel atribuye su habilidad para la organización comunitaria a su abuela, quien ayudó a dirigir una organización de apoyo mutuo llamada Mantua Planners en la década de 1960. “Ayudaban a la gente con facturas de servicios públicos, vivienda, ropa. . . así fue que mi abuela me inspiró a siempre querer ayudar a la gente”.
«Nuestros recursos en la comunidad, todo está aquí»
Los residentes de Mantua no pedirían ayuda a cualquiera. Samuel cree que su capacidad para hacer el trabajo que hace depende de relaciones duraderas y de confianza. «Tenemos un edificio para personas mayores que está en la 34th y Haverford», dijo Samuel. “Por lo general, si las personas mayores necesitan algo, me llaman. Me aseguré de que todos se inscribieran para votar y llevé a algunos de ellos a que se hicieran la prueba de COVID».
Pero según Morris, muchas de las personas mayores de la Zona Promesa viven solos o en casas independientes, lo que dificulta el comunicarse con ellos y brindarles servicios. «Esas son las personas en quienes confiamos— vecinos o jefes de cuadra y otras organizaciones como nuestro Comité de Asesoría de Barrios que están allí para ayudar a la gente a conectarse con los servicios de la ciudad».
Cuando surgen problemas que MCA no tiene la capacidad de manejar, se comunican con el Comité de Asesoría de Barrios (Neighborhood Advisory Committee, NAC, en inglés) local y delegan el trabajo. NAC es un programa para toda la ciudad bajo la división de Vivienda y Desarrollo Comunitario de Filadelfia. La ciudad otorga fondos a cada NAC para organización comunitaria a través de una junta electa. El People’s Emergency Center (PEC) ayuda a hacer elecciones en los barrios locales. Los miembros de NAC son nominados y elegidos por sus pares para servir como miembros asesores de PEC.
Kevin Brown ha trabajado como gerente local de NAC por cinco años. Si bien dice que la distribución de alimentos es la necesidad más urgente entre los residentes de Mantua en medio de la pandemia en este momento, cree que tener un conocimiento profundo del área de servicio ha sido invaluable para el trabajo concreto de distribución de los alimentos.
«Al hacer este trabajo, colaboras con otros, ¿verdad?» preguntó Brown. “Uno de mis colegas, Curtis Stewart, creó un mapa interactivo… en la página web de PEC. Básicamente, a nivel interno podemos ver este mapa de todos nuestros aliados. Nuestros recursos en la comunidad, todo está aquí: esta iglesia, esta tienda, este jefe de cuadra… y en estas cuadras nos ayudan a correr la voz».
Si bien este trabajo ya se estaba haciendo antes del COVID-19 de otra manera, Brown declaró que la pandemia ha requerido otro nivel de participación, otro nivel de profundidad para conocer y nombrar la comunidad. «Realmente puedes descubrir cómo cubrir tu área. El mapa interactivo fue una excelente manera de formalizar algo que ya estábamos haciendo».
De pie, frente al viejo edificio del banco, mientras el agua de lluvia se acumulaba en un charco en la acera junto a ella, Shante McLaughlin me explicó que si su jefe de cuadra no le hubiera informado, ella no habría conocido el centro de alimentos en 37th y Lancaster. Aunque se ha sentido angustiada por el reciente asesinato de Walter Wallace Jr. a manos de la policía en Cobbs Creek en West Philly, McLaughlin dijo que a pesar de la agitación en la ciudad, está decidida a cuidar de sus seres queridos durante todo esto.
“[La pandemia] lo hace más difícil, pero se trata de vivir. Se trata de vivir”.