Por: Editores
Fecha de Publicación: 12/03/2020
Estados Unidos de América puede describirse como muchas cosas, pero «un lugar donde la gente comparte riqueza en común» no sería una de ellas. ¿Entonces, qué tenemos en común, si no es la riqueza? ¿Quién es el «nosotros» de nuestra nación, nuestros estados, nuestras ciudades y nuestras comunidades?
Tal vez no deberíamos renunciar a tener riqueza en común. ¿Podemos redefinir la “riqueza” y redistribuirla de manera que conlleve mayor bienestar para todos? Esencialmente, ¿podemos aprovechar el poder colectivo adherido al término «commonwealth» y al mismo tiempo reconocer su conexión con la explotación y el colonialismo? En el contexto puertorriqueño, el término “commonwealth” tiene un significado muy particular, asociado al colonialismo estadounidense. Este hecho ha sido una piedra angular recurrente en las consideraciones para este proyecto.
Durante la primavera y el verano del 2020, la pandemia ha desafiado nuestra infraestructura de salud pública tanto a nivel local como global. Ésta ha generado preguntas importantes y urgentes: ¿Dependemos del gobierno o de las corporaciones privadas para mantener nuestra salud y seguridad? ¿Son estas nuestras únicas dos opciones? Y cuando decimos «gobierno», ¿nos referimos al gobierno local, federal, o a ambos? ¿Quién sabe qué es lo mejor para nosotros y quién tiene la capacidad de cumplir el compromiso de cuidarnos? Adicional a de la crisis de salud pública, hemos sido testigos de una embestida colectiva contra el racismo y la violencia policial a escala nacional y mundial. La ofensa que detonó la ira fue, precisamente, una traición al bien común.
En respuesta a estas crisis, hemos visto a muchas personas unirse en favor del bien común de distintas maneras. Los grupos de apoyo mutuo han reunido alimentos, suministros y dinero de alquiler para que los vecinos puedan ayudarse unos a otros a sobrevivir. En algunas ciudades, las personas en cuarentena salían de sus casas para aplaudir al personal de emergencias. Una coalición notablemente diversa se unió, a menudo en la calle, a la lucha antirracista. En los Estados Unidos emerge un discurso abolicionista a medida que nos damos cuenta de la carencia de justicia en el sistema judicial. Los manifestantes gritan «No puedo respirar/I can’t breathe», conjurando la imagen de una sociedad que ha sido privada de los recursos que necesita para vivir a manos del mismo sistema destinado a protegerla. A pesar de que hemos perdido la fe en algunos sistemas, también hemos construido otros nuevos. Nos referimos al concepto de “commonwealth” como algo orgánico que debe adaptarse constantemente para mantener su compromiso con el bien común.