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Tres volúmenes, principalmente en formato digital, incluyen redes de contenidos vinculados al proyecto Commonwealth.

Estás leyendo: Volumen Tres

Fecha de Publicación: 02/15/21

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El Common Wealth de Richmond’s Shockoe Bottom

By: Por: Ana Edwards

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  • Prólogo

    El diccionario Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary define al «commonwealth» como «una nación, estado u otra unidad política; como una fundamentada en la ley y unida por un acuerdo táctico y compacto del pueblo por el bien común; una en la que la autoridad suprema está en manos del pueblo». Un commonwealth es la antítesis de la monarquía, la cual se enraíza en la creencia de que su derecho a gobernar es otorgado de manera divina y no debe cuestionarse.  Por un periodo breve de once años, de 1649 a 1660, Inglaterra no tuvo rey y se auto-declaró un commonwealth — un estado inglés gobernado por la voluntad del pueblo. Este breve experimento terminó de manera sangrienta, pero el concepto se arraigó en la imaginación de muchos en las afueras del reino, incluyendo a los políticos-hacendados de las colonias inglesas.

    En 1776, Virginia había determinado separarse de Inglaterra y formar su propio commonwealth como parte de los Estados Unidos de América. Nuestra nación, declararon los habitantes de Virginia, debe tener un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Pero, ¿qué pueblo? En 1776, los habitantes de Virginia, George Washington, Thomas Jefferson, James Madison, James Monroe, y sus asociados, nunca se refirieron a TODO el pueblo. En su lugar, definían «nosotros» como a los propietarios hombres blancos como ellos mismos. Además, el término «commonwealth» evoca nociones idealistas de la propiedad poseída en común, que suena al oído moderno sospechosamente como socialismo. Estamos seguros de que los fundadores no se referían a esto. La mayor parte de los oligarcas, archi-capitalistas, se inclinaban ante la acumulación de riqueza para su minúsculo sector social y su visión amplificada de un destino manifiesto. Aquellxs que no pensaran de la misma manera, se encontraban inmersxs en una lucha para hacer sentido del compromiso que se desintegraba de libertad para todos los «hombres», la retórica de su revolución reciente.

    «Nosotros, el pueblo»

    El African Burial Ground de Richmond (Cementerio Africano de Richmond), el parque Shockoe Bottom Memorial Park y la Monument Avenue (Avenida Monument), cada uno representa lugares que están siendo transformados. Estos cambios representan permutaciones en el balance de poder y son expresiones de la ampliación de la participación del pueblo y, por lo tanto, del concepto de «nosotros, el pueblo». La lucha por reclamar el African Burial Ground era una que demostró el derecho de los oprimidos a la auto-determinación frente a su opresor — el derecho de ejercer control sobre lo que no podían controlar antes —, donde una historia suprimida de opresión, explotación y resistencia podía al fin contarse. Entre 2001 y 2011, los habitantes Negros de Richmond determinaron que una zona de 3.1 acres en Shockoe Bottom era su área común — un recurso cultural e histórico para el bien común, no el inversionista privado. Pero la gente, a quienes podemos llamar también «la comunidad», estableció su derecho a saber, valorar e interpretar este espacio.

    En 1799, el establecimiento del primer “Burial Ground for Negroes” (Cementerio para Negros) en Richmond representó un rehacer del paisaje que, por su parte, redefinió las condiciones de la vida y muerte de la comunidad Negra. Aunque el cementerio fue establecido por el gobierno municipal, las personas Negras lo usaron para afirmar su humanidad mediante  prácticas mortuorias ancestrales. El segundo cementerio municipal para las personas Negras abrió en 1816 con vista al Shockoe Valley. Este “Grave Yard for Free People of Colour and for Slaves” (Cementerio para gente Negra libre o esclavizada) creció de dos a más de treinta acres y, para 1879, cuando cerró, había recibido más de 22,000 entierros. Una serie de actos intencionalmente destructivos, entre finales de la Guerra Civil y principios del siglo XX, redujeron el terreno a 1.5 acres, los cuales en el presente se adquirirán por la ciudad para preservación gracias a la investigación y la lucha de los descendientes de algunas personas enterradas en el área.

    Un retículo de pequeños cementerios, en manos privadas, para personas Negras libres surgió a medida que la ciudad se expandía hacia el norte y sur del Río James, especialmente tras la emancipación de 1865 cuando los vecindarios Negros se volvieron comunidades con casas, iglesias, cementerios y, eventualmente, escuelas. A pesar de la esclavitud y el racismo, las personas Negras eran habitantes de Richmond, reclamando a Richmond para sí mismos y sus hijos. Tenían que librar varias batallas como auto protegerse de los terrores de la violencia racial, prosperar económicamente y espiritualmente como hogares y comunidades, y educarse y educar a sus hijxs para forjar sus futuros. Aquellas personas que eran esclavas como las libertas, las diestras como los no diestros, mujeres, hombres, niños, tuvieron tanto que ver con la creación de Richmond como sus contrapartes blancas. En pocas palabras, estxs hábiles e ingeniosxs ancestrxs ganaron muchas de estas batallas o, de otra manera, Richmond no sería la ciudad 49% Negra que es hoy día. Los peligros, sin embargo, persisten.

    La lucha continua para recordar adecuadamente el primer cementerio para gente Negra en Richmond representa un acto de reclamación por el bien común. La violencia de la historia estadounidense se siente allí y esta necesitaba ser confrontada. Los habitantes de Richmond están enfrentando la historia en Shockoe Bottom, el epicentro de la trata de esclavos doméstica en los Estados Unidos entre 1830 y 1865. Según desenvuelven, presentan y representan la historia, van enfrentando el recuerdo de la brutalidad de la esclavitud.

    Shockoe Bottom es el Richmond «original», una villa de treinta y dos cuadras organizadas en una cuadrícula al lado del río y rodeada por terrenos de diez acres por el norte. Esta pequeña villa de negocios se situaba en un lugar topográficamente perfecto para su futuro en la industria y la transportación. El Bottom representaba, por una parte, el capital generado por la trata de esclavos y, por otra parte, y mucho más recientemente, el progreso en el ámbito racial. La propuesta generada por la comunidad para crear el parque de nueve acres, Shockoe Bottom Memorial Park, imagina un lugar de encuentro para la reflexión y aprendizaje que también conserva—para investigación futura y desarrollo económico igualitario—las últimas parcelas que representan la grandeza de los eventos que ocurrieron en Richmond y Virginia durante los siglos XVIII y XIX. Desarrollado mediante un proceso abierto y público de inclusión, el concepto de Memorial Park se diseñó para reconocer la historia, los mecanismos sistémicos y los prejuicios individuales que bloquean la entrada a una sociedad supuestamente construida para el bien común. Los planos para el parque propuesto presentan y protegen las oportunidades de combinar metodologías creativas y prácticas para la preservación, el redesarrollo y poder lograr algo de justicia.

    La riqueza que comparten los habitantes Negros de Richmond han sido su creatividad y capacidades, las cuales les han permitido resistir la decisión de los actuantes supremacistas blancos de detener su progreso hacia la igualdad y participación plena en la sociedad estadounidense. La búsqueda de una educación fue la primera estrategia de los habitantes Negros de Richmond. La creación de vecindarios e instituciones fue la siguiente. El dejar una huella de su historia en los espacios públicos mediante la creación de infraestructuras, ha sido su tercera estrategia.

    En 1973, el Astoria Beneficial Club levantó la primera estatua pública en rendir honor a una persona Negra en la capital del Commonwealth de Virginia. La estatua de nueve pies representando a Bill “Bojangles” Robinson (por el escultor Jack Witt de Richmond) se erige en la intersección de las calles Leigh y Adams, en un semáforo al norte de Broad Street. En los 1930, Mr. Robinson había donado fondos para instalar este semáforo «para la seguridad de los estudiantes de la escuela superior Armstrong High School». Tuve la suerte de hablar con el Dr. Francis Foster, un reconocido dentista del Jackson Ward, educador de VCU, historiador de la comunidad e hijo de un miembro fundador del Astoria Beneficial Club, antes de su muerte en 2008. Recordaba que había asistido a la ceremonia de develar el semáforo en 1930, cuando apenas tenía dieciséis años y era estudiante del Armstrong High School pues, debido a la superpoblación escolar, habían dividido las clases entre estudiantes que asistían por la mañana y aquellos de por la tarde. Señaló que fue un evento para recordar y todos sabían que Robinson había pagado por el semáforo, ya que la ciudad de Richmond se había reusado a hacerlo.

    Otro ejemplo de la expansión de «nosotros» en «nosotros, el pueblo», ha sido la transformación del monumento icónico de Richmond en Monument Avenue durante los levantamientos recientes contra los asesinatos por la policía. Las estatuas confederadas de la era de Jim Crow en la avenida han sido controversiales desde que se erigieron, pero la primera lucha pública para interrumpir la santidad de la supremacía blanca no se inició hasta que pasaron setenta años desde su instalación. En 1996, la propuesta para erigir un monumento para Arthur Ashe Jr., «humanista de Richmond, intelectual, atleta», se propuso inicialmente para vecindarios Negros donde había jugado y entrenado a lxs niñxs Negrxs de la ciudad. Una vez la avenida de Lost Cause en remembranza se propuso como una posible localidad, las diferentes facciones de la ciudad iniciaron una debate agitado sobre esta acción. La sola idea de poner un monumento de un hombre Negro en la avenida expuso a los racistas escondidos. «¡Sacrilegio!», gritaron. Por cierto, era un sacrilegio del mejor tipo y también demasiado real. Ashe también era un activista contra el Aparteid y, poner la bandera metafórica de Ashe en el territorio confederado/Jim Crow, se vio como una victoria por la justicia social aun cuando la familia de Ashe tenía esperanza de tener un monumento erecto en el corazón de la comunidad de gente que buscaba elevar y celebrar — una consecuencia no planeada, quizás, pero una que anunciaba los grandes cambios por venir.

    Durante el verano de 2020, bajo la pandemia de Covid-19, la gente Negra joven de Richmond y gente joven de todas las razas transformó el pedestal, estatua y el círculo verde del monumento al general confederado Robert E. Lee en el Marcus-David Peters Circle, renombrado en honor al joven maestro de escuela superior quien, mientras sufría una crisis de salud mental, fue asesinado por un policía de Richmond en mayo del 2018. Este evento de renombrar un espacio público fue otro ejemplo de cómo el pueblo puede afectar el discurso público. Convirtieron un lugar que por tanto tiempo habían sentido como uno de odio y siempre presentes valores supremacistas en un espacio para expresar duelo y rabia, y para encontrar amor y unidad de propósito.

    En Richmond, los asesinatos de George Floyd y Marcus-David Peters representan todas las injusticias perpetradas contra la gente Negra, aunque la totalidad de nuestros derechos civiles aún están por lograrse. La igualdad bajo la ley aún no se ha logrado. No para la gente Negra, no para los pobres. Las estatuas de la era de Jim Crow en el Monument Avenue se erigían desafiantes de cara al progreso de la gente Negra, pero este verano, la santidad de esos ídolos de la supremacía blanca fue resquebrajada y la desobediencia civil ante la tolerancia por la injusticia en nuestra sociedad fue retada abiertamente. Los actos de rebelión del 2020 han transformado a Richmond y otras ciudades en todo el país para el bien común. Los cambios sistemáticos se exigen y esas exigencias han tenido influencia en los centros de poder legislativos y judiciales. Estos actos constituyen un recordatorio de que las demostraciones espontáneas del poder del pueblo en raras ocasiones ocurren sin causa ni contexto y dejan un caudal de consecuencias.

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    La organización y curaduría de Commonwealth se llevó a cabo por los co-directores de Beta-Local Pablo Guardiola, Michael Linares y nibia pastrana santiago y la anterior co-directora Sofía Gallisá Muriente; la curadora en jefe de ICA at VCU Stephanie Smith; Noah Simblist, Director del Departamento de Pintura y Grabado de VCUArts; y Kerry Bickford, Directora de Programación, Nicole Pollard, Coordinadora de Programas y Nato Thompson, Director artístico de Sueyun and Gene Locks en Philadelphia Contemporary.

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    Muchas gracias a todas las personas que contribuyeron a este proyecto con su presencia, su voz, su creatividad y sus cuidados a través de colaboraciones con Beta-Local y ICA ver lista completa aquí

    Este proyecto fue realizado gracias al financiamiento parcial de William Penn Foundation y Virginia Commonwealth University; la iniciativa local de redistribución de fondos en Filadelfia cuenta con el apoyo de Penn Foundation.

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