
Ayuda Mutua y Apoyo Mutuo en Richmond
By: Por: Jahd Khalil
Voluntarios se preparan para mudarse a un nuevo espacio en septiembre de 2020 (Cortesía de MADRVA)
Cerca de la intersección de las Autopistas Interestatales 64 y 95 y separado por vías de ferrocarril y alambres de púa del centro de detención juvenil de Richmond, hay un pequeño complejo que parece el equivalente industrial de un centro comercial. Este pasado septiembre, tras expandirse y ocupar uno de las suites del complejo, los voluntarios de Mutual Aid and Disaster Relief Richmond (MAD RVA) lograron llenarlo a capacidad. Pero la decisión de mudarse no se dio sin un debate.
Previamente, el proyecto estuvo localizado en un café. La estética de la fachada del café se situaba entre el hierro forjado y la madera rescatada. Cuando el negocio se vio forzado a cerrar sus puertas debido a la pandemia, los dueños le ofrecieron al grupo un espacio para almacenar y empacar los bienes antes de distribuirlos. Cuando el espacio actual, que era más amplio, se hizo disponible, algunos voluntarios se preocuparon porque los derechistas en el área amenazarían al grupo, que estaba lleno de voluntarios cuir, negrxs e indígenas.
La forma en que Tamanna Kaur Sohal me describió el desacuerdo entre lxs voluntarios, subrayó el hecho de que la organización no se parecía a ningún otro NGO, si lo consideramos un NGO en el sentido tradicional. Primero, Sohal no habla a nombre de MAD RVA en una capacidad oficial. De hecho, su rol no conlleva el título de portavoz: el grupo pretende ser una organización horizontal donde los miembros comparten las responsabilidades. Aún si Sohal fuera una portavoz no oficial, la transparencia con la cual habla de los desacuerdos internos no es la que encontrarás en otras organizaciones de ayuda institucional.
«Terminamos mudándonos aquí porque el otro hecho es que los Nazis están en todas partes», explicó. También notó que el viejo espacio del grupo estaba en un vecindario que ha recibido críticas por ser un área gentrificada y que la presencia del grupo podría estar contribuyendo al problema. «Puedes darle un puño a los Nazis. Sé que tienes ese parcho en tu chaqueta de mahón.»
Sohal dice que muchos de los más o menos 100 miembros que componen el grupo están leyendo Mutual Aid: Building Solidarity During this Crisis (and the Next)[1][El apoyo mutuo: la construcción de la solidaridad durante esta crisis (y la próxima)], de Dean Spade. El término «apoyo mutuo» proviene de otro libro, Mutual Aid: A Factor of Evolution (El apoyo mutuo: Un facto evolutivo), escrito por el anarquista decimonónico Peter Kropotkin como «una contestación científica a Charles Darwin». En los 118 años desde su publicación, se han dado más que suficientes ejemplos del apoyo mutuo, argumenta Spade y hasta llega a argumentar que «vemos ejemplos del apoyo mutuo en cada movimiento social».[2] Ejemplos más contemporáneos organizados a gran escala incluyen las ayudas tras el paso del huracán Katrina en Nueva Orleans. La encarnación actual del grupo de apoyo mutuo de Richmond salió de un autobús que, desde el 2018, ha estado proveyendo asistencia durante temporadas de temperaturas bajas. Las redes y la coordinación ya existían cuando miles salieron a protestar el racismo tras el asesinato policiaco de George Floyd. Como en muchas partes del país, los esfuerzos de apoyo mutuo organizado de Richmond fueron energizados por voluntarios, donantes y decenas de personas desempleadas, explicaron lxs voluntarixs.
La madrugada del sábado antes del Día de Acción de Gracias, varixs voluntarixs, protegidxs por guantes y mascarillas, descargaron comestibles de sus carros, limpiándolos con MadaCide y añadiéndolos a los estantes. Usaban una aplicación basada en información cibernética desarrollada por unx voluntarix para rastrear el movimiento de los tipos de artículos solicitados a las mesas donde esperan varias decenas de bolsas de papel. Cada orden sirve a más o menos tres personas y cuesta como $50. Además de los comestibles, las bolsas incluyen vegetales frescos de una cámara de frío construida por lxs voluntarixs y productos de limpieza doméstica. También tienen una pila de calefactores nocturnos y cubos plásticos llenos de juguetes.
Faltan los ingredientes tradicionales de una cena de Acción de Gracias, con la excepción de los ejotes. Lxs voluntarixs atribuyeron este hecho a una falta de capacidad, no a algún desacuerdo político con el día feriado. Es dudable que el espacio aguantara suficientes pavos para llenar esa cantidad de bolsas de papel.
En una mesa cercana al área de trabajo del coordinador de turno, está una bandeja de alambre con cartas usada para las mini-becas de la organización. El grupo ha repartido cantidades que varían entre $1,100 y $144,000, pero no han aceptado o solicitado becas. «Principalmente porque son irritantes» dice Sohal. «Pero realmente no importa que no caigamos en ese circuito de las becas. Queremos mantenernos fieles a quienes somos. No queremos mentirles a las organizaciones donantes sobre lo que estamos haciendo.»
Pero MAD RVA no cuadra con el estereotipo del colectivo izquierdista fragmentado en la práctica por debates sobre la pureza ideológica. El grupo compra de Walmart y utiliza Amazon. Las concesiones se dan, pero no sin auto-crítica.
«Requiere un balance, supongo», reflexionaba Sohal. «No conozco a nadie que esté moliendo su propio papel higiénico. Es solo un asunto de lo que es lo más práctico en este momento. Estamos tratando de ser muy intencionales con todas las relaciones que construimos a pequeña escala porque existe un límite a lo que podemos justificar a base de la conveniencia».
Cuánto y hasta qué punto los participantes del apoyo mutuo de Richmond van a interactuar con lo que describen como el problema—las compañías y el estado—probablemente cambiará. La organización nacional, Mutual Aid Disaster Relief (Apoyo Mutuo en Caso de Desastres Naturales), tiene estatus de 501(c)(3) que permite las donaciones libres de impuestos. Quizás eso sea necesario dada la escala del problema. En abril, las estadísticas del desempleo en Richmond eran cuatro veces el tamaño de las del año anterior. Esos números han mejorado, pero hasta una MAD RVA más grande no ha podido cumplir con la demanda. Por ahora, la sucursal de Richmond no piensa que potenciar el estatus oficial de organización sin fines de lucro valdría la pena. Hasta los suplidores de comestibles tienen sus propias burocracias, dijo Larissa Goalder, otra voluntaria que indagó sobre la posibilidad de adquirir donaciones de Trader Joe’s. Y Sohal dice que el estatus de organización sin fines de lucro también es una trampa.
«Gran parte de la operación de las organizaciones sin fines de lucro depende de que no puedan imaginar el fin de sus labores… Pues, queremos que esas cosas algún día dejen de existir y que todxs tengan sus necesidades satisfechas».